martes, 28 de enero de 2014

MI PRÍNCIPE AZUL




Oh, mi  Principe Azul, robaste mi corazón por un trono colmado en calumnias. Sedujiste mi idea del amor, la  encarcelaste entre tus largas uñas de lobo y la devoraste como a una de tus concubinas.

Oh, monstruo  sin corazón. El espacio de tu pecho está vacío. Tu estomago, está sembrado de sentimientos ilusos, robados de las criaturas más puras.

Tus besos conmigo, los bailes eternos a los que la luna parecía hacer que nos sometiéramos, no fueron más que una encrucijada de espadas. Una pelea constante, en la que tus destrezas perversas lograron vencer.

Me susurrabas al oído cuentos de hadas con desenlaces de felicidad eterna. Y embelesada por lo maravilloso de tu voz y tu aliento, no logré divisar tus caninos ponzoñosos.

Yo sabía que aquel brillo en tus ojos  y aquella sonrisa idílica, eran demasiado poéticos para ser ciertos. Pero ignoré mi mente e hice caso a mi corazón que ya era tuyo…

El día en que me revelaste  tus verdaderas intenciones, ni si quiera me importó. Cuando tu mano irrumpió en mi pecho y dejó de lado el resto de los órganos para alcanzar mi corazón, yo no jadeé de dolor, sino de pasión. Me enamoré  más, si era posible.

Y de un casto beso en mis labios me despediste antes de separar mi órgano central de mi cuerpo, y engullirlo...

...tenías razón..., una espiral de felicidad eterna..., oscuridad indefinida...