domingo, 23 de marzo de 2014

MADRE NATURALEZA


Decían que tenía manos de hada, textura de seda y la mirada de un océano infinito. Que su voz tocaba el alma de quién la escuchaba, que su risa provocaba la más divina de las sensaciones, y que sus lágrimas sabían a cielo. 

Quien la tocaba, no podía olvidar ese hecho, quien la miraba era  incapaz de borrar su imagen de sus recuerdos para el resto de sus días.

 Sus labios, recordaban a los pétalos de una rosa y su cuerpo, a la delicada figura de una bailarina encerrada en una caja de música. Cada movimiento que realizaba, cada parpadeo y cada bocanada de aire, daba vida a un bosque entero. De sus pies descalzos se desprendían flores silvestres. 

La magnitud de su belleza sin embargo, podía ser derribada con tan solo un soplido de aire tóxico.






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